Que los jóvenes desde los 13 años cuenten con productos financieros simples es recomendado por economistas y analistas de mercado, para que así aprendan sobre la importancia del manejo del dinero. Entre estos instrumentos destacan las tarjetas de débito con un monto acotado de dinero al mes, las cuentas de ahorro y depósitos a plazo. Esto, además, debe ir acompañado de una formación en el colegio.
Una realidad incómoda fue la que confirmó la prueba PISA sobre educación financiera, ya que reveló que un 38% de los escolares chilenos es “analfabeto financiero”. El examen, realizado por la OCDE, dio cuenta además de que el 18% de los quinceañeros casi no habla del tema con sus padres, y que la mitad tampoco lo hace con sus amigos. En tanto, a nivel global, Chile solo supera a Perú y Brasil en este índice.
Para el economista y ex subdirector de Presupuestos (Dipres) Guillermo Pattillo, “no existe ninguna posibilidad de terminar con el desconocimiento financiero de la población -que tomada en conjunto tiene un índice muy superior al entregado por la evaluación PISA- si no se realiza una formación sistemática desde edades tempranas”.
Expertos coinciden en que al concluir la enseñanza media los jóvenes deberían ser capaces no solo de entender conceptos financieros comunes, sino también de realizar cálculos básicos respecto de asuntos de la vida diaria, como de tasas de interés o costos de los créditos.
Con todo, economistas y analistas del mundo financiero entregan sus recomendaciones para superar la falta de instrucción en este ámbito, a través del paulatino manejo de instrumentos de mercado, los que, según aseguran los especialistas, deben ir acompañados necesariamente de una educación económica complementaria, de lo contrario, su efecto será menor al deseado.
Tarjetas permiten ordenar los gastos y valorizar el dinero
En cuanto a las herramientas financieras que se debieran comenzar a inculcar a partir de los 13 años, Pattillo señala que hay que promover el uso, en la mayor cantidad de transacciones posibles, de la nueva tarjeta de prepago. “Esto familiarizará a los jóvenes con los medios de cambio que reemplazarán al dinero en efectivo”, dice.
Estas tarjetas -que entrarían en operación en septiembre próximo, según han dicho desde el Banco Central-son plásticos de prepago no bancario que buscan la inclusión de la población en el sistema financiero mediante el uso de los medios electrónicos. ¿La forma de funcionar? Se deposita un monto de dinero como cupo de prepago, para luego administrarlo durante el mes, con la posibilidad de pagar de manera virtual y sin la necesidad de pertenecer a una institución bancaria.
Por su parte, René Lefort, analista de Renta Variable de MBI Inversiones, se inclina por la apertura de una cuenta de ahorro con una tarjeta de débito adjunta, que solo le permita al adolescente hacer cuatro operaciones máximas por mes (el número es una referencia). “Limitando el número de giros, los jóvenes podrán entender mejor el concepto de ahorro y también cómo invertir más minuciosamente su dinero”, explica Lefort.
Jorge García, subgerente de Asset Management de Nevasa, apoya esta medida y agrega que el débito también puede ir asociado a una cuenta vista en la que los padres depositen la mesada del hijo, o bien lo que ellos mismos generen con trabajos extras. “Esto permite que se familiaricen con el uso de los plásticos, pero, a la vez, que cuando se les acabe el dinero disponible tengan la certeza de que no pueden seguir gastando, es decir, que se acostumbren a no gastar más de lo que ganan y a planificar sus gastos, al contrario de lo que ocurre con las tarjetas de crédito”, precisa el ejecutivo de Nevasa.
Invertir en activos simples ayuda a darle un sentido al dinero
La mayoría de los expertos se inclinan también por algunos activos simples de inversión como herramienta de instrucción temprana. Milenko Mitrovic, gerente de Estudios de Octogone, recomienda, por ejemplo, los fondos mutuos, por los beneficios que pueden implicar en términos de diversificación y conocimiento, tanto en acciones como en renta fija. “Con este tipo de instrumentos, uno de los primeros conceptos que aprenderían sería el del interés compuesto, y el gran valor que puede generar, la inversión”, dice.
A esto, García comenta que algunos padres incluso invierten en acciones o fondos mutuos un monto relativamente pequeño a nombre de sus hijos cuando nacen, y cuando ellos alcanzan su mayoría de edad, los padres les permiten involucrarse en la gestión de esos fondos o bien los usan para pagar los estudios universitarios de los hijos. “Así, los jóvenes se hacen conscientes de lo rentable que puede resultar el ahorro en el tiempo”, puntualiza García.
Los depósitos a plazo también son una opción popular entre los expertos para introducir la educación financiera en los adolescentes.
Lefort opina que esta inversión de tipo simple permite, por ejemplo, ingresar en un sitio web que muestre interactivamente de qué se trata el instrumento financiero y cómo se genera el interés de ingreso. Pattillo se suma a esta alternativa, ya que ella “implica un análisis de la decisión de ahorrar, algo que se repetirá en cada vencimiento, lo que familiarizaría al joven con el sentido del mundo monetario al involucrarlo con temas de rendimiento, tasas de interés reales y nominales, etc.”, afirma el economista.
Educación temprana: pagar por tareas y complementar ahorro
Con todo, los productos bancarios o bursátiles no suelen ser suficientes para inculcar una cultura financiera en los jóvenes, aseguran los expertos.
Según la psicóloga infantil Maribel Corcuera, una de las razones de este analfabetismo es la tendencia de los padres a criar cada vez con menos autonomía. “Hacen responsables a los hijos de muy pocas cosas y, en mi experiencia, la educación financiera es la última de ellas”, asegura.
En ese sentido, y partiendo desde lo más simple a lo complejo, Corcuera precisa que es necesario fijar una mesada, al principio semanal, para que los hijos sepan administrar ese saldo para los “extras” que necesiten. El monto, dice la psicóloga, dependerá de la situación de cada familia y los gastos que tenga el escolar. “Cada grupo familiar debe acordar un monto según sus posibilidades y siempre acotado a la realidad de un niño”, dice.
Pattillo, a su vez, añade que es necesario enseñarles a hacer un presupuesto de los gastos. “Esto permitirá no solo entender el proceso de planificar, sino también la importancia del orden y la anticipación frente al futuro”, dice.
Pagar por el ahorro que hagan es otro de los consejos de los expertos; en otras palabras, poner una cifra adicional por cada peso que ahorren en un cierto período, agrega Pattillo, y a mayores edades es bueno fomentar los trabajos por hora, por ejemplo, como mozos de un café, para que así “internalicen en la práctica lo que significa ganar dinero y cómo su esfuerzo puede permitirles conseguir objetivos que valoren”.
García, por su parte, comenta que entre estas iniciativas también se puede fomentar que sean ellos los responsables de una parte del pago de las cuotas mensuales del consejo de curso del colegio, o que realicen actividades para juntar dinero y financiar el viaje de estudios. Es decir, lo ideal es que los padres no aporten la totalidad de los fondos que se necesitan para este tipo de actividades, sino que una porción sea generada por los jóvenes. “Sería ideal que el tesorero del curso rinda cuentas periódicas a sus compañeros de los fondos recaudados y de cuánto les falta para alcanzar la meta”.
¿Tareas más simples? Corcuera propone encargarle al quinceañero hacer una compra simple de supermercado con efectivo “para que vean realmente cuánto se gasta. Cuando son niños, la tarjeta muchas veces desnaturaliza el sentido del efectivo”, opina.
Recuadro
-Clases de educación financiera como ramo en los colegios
Implementar clases de actualidad financiera en los colegios es otro de los consejos en los que concuerdan los expertos para que los jóvenes se introduzcan en el temática financiera, donde deban leer el diario, discutir casos emblemáticos de la actualidad y se apliquen los conceptos a la realidad como, por ejemplo, en qué influye que suba o baje el cobre, el dólar, la tasas de política monetaria, etc. “En este ramo, incluso, se pueden organizar paseos a la Bolsa de Comercio o Banco Central”, agrega Jorge García, subgerente de Asset Management de Nevasa.
Educar respecto del crédito en los colegios también es necesario, según los analistas. Conceptos como los costos involucrados, el descalce de los flujos que se producen y las diferencias entre los distintos productos disponibles son claves de aprender. Todo ello apuntando a que puedan reconocer qué crédito es más barato y cuál es el más caro, qué conviene en cada caso, como al comprarse una casa.
Otra materia que debiera enseñarse en colegios, según García, es la referida a hacer planillas de gastos mensuales. “Hoy en día, hay aplicaciones en los teléfonos, en las que fácilmente uno puede ir registrando ingresos y gastos del mes y darse cuenta de la situación financiera. Esto se puede incluir dentro de las clases de actualidad”.
-Súper de Bancos prioriza el endeudamiento responsable
El superintendente de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF), Eric Parrado, señala que si bien Chile tiene altos niveles de inclusión financiera, el país está al debe en términos de educación en ese tema. “Los últimos resultados de la prueba PISA confirman que la mayoría de los jóvenes son analfabetos financieros”, dice la autoridad. Por eso, Parrado insiste en la importancia de la instrucción como mecanismo para aprovechar mejor los mercados, fortaleciendo la inclusión de manera efectiva, aumentando la competencia entre las instituciones financieras y protegiendo al consumidor.
En cuanto a las recomendaciones de la autoridad en torno a la educación financiera en el adolescente, esta propone realizar siempre un presupuesto mensual, saber diferenciar entre “lo que quiero” y “lo que necesito”, comparar y cotizar siempre frente a una decisión de gasto, endeudarse responsablemente y ahorrar para gastos futuros.